mundo surreal

Thursday, April 28, 2005

8 – 12 - 04

Conozco esa voz, conozco esa respiración”
Cuando mire atrás, ya se había marchado

Esa tarde estuve caminando por el centro de miraflores, por la avenida Larco cuando sentí su presencia nuevamente, era ella otra vez clavando su mirada en mi ser.
Sentí un golpe en la nuca, no estaba sola estaba con una de sus amigas; mi oído se agudizo en ese momento de tal forma que reconocí su respiración, tan cerca de mi, como cuando hacíamos el amor.
La ultima vez que la vi, fue hace como tres años alejándose con la brisa otoñal; había pasado mucho tiempo desde la ultima que le di un beso en la mejilla y le dije te amo pero esto no puede seguir así.
Ella seguía igual con su color sabor a canela, con el pelo medio alborotado y siempre con su morral color marrón que nunca dejaba en casa. Con su vestir que siempre fue de mi agrado.

Yo justo había ido a comprar unos libros a las tiendas que estaban por ahí, pase por donde estaban todas estas tiendecitas donde vendían guitarras y aproveche para comprar unas cosas que me hacían falta en mi pequeño estudio que tenia en el patio de mi casa.
Fui a caminar, a fumar un cigarrillo y a matar un poco tiempo; puesto unas noches atrás acorde citarme en un café con unos amigos para conversar y tertuliar un poco.

Prendí mi cigarrillo y comencé a caminar hacia el parque para cruzar la avenida que me llevaba al café, cuando escuche su risa suave desvanecerse en el aire, pensé en voltear pero me dije que no porque tal vez no seria ella y yo me había equivocado.
Seguí caminando, de pronto sentí un fuerte golpe en la nuca, sabia a quien pertenecía esa mirada; al principio pensé en mantener mi posición de no voltear así se caiga el mundo detrás de mí.
Recordé esas tardes de verano contemplando las primeras estrellas salir a las seis de la tarde cuando el sol parece disolverse en el mar; me acorde de todas las locuras que hacíamos juntos de los improvisados diálogos que teníamos planteando una actuación pretendiendo hacer creer al otro que todo era una parodia de la realidad.
Fueron quizás los tres años más hermosos que tenia en mente, la ultima brecha del camino de la universidad, lo viajes cada fin de mes, las interminables noches simplemente contemplándola dormir en mis brazos; suspire por dentro y esboce una leve sonrisa, me decidí a voltear.
Cuando lo hice ella no estaba ahí, quizás se dio cuenta que yo sabia que estaba ahí, camine hacia donde supuestamente estaba ella voltee y había un camino extenso en una galería; el resto fue un juego de azar del destino, todo se dio como en mis sueños caminando siempre la encontraba. Ya decepcionado de mi búsqueda de su luz seguí mi camino, cuando la vi parada en la puerta de una tienda de zapatos mirando a su amiga probarse zapatos y riéndose por los desfiles que emulaba su amiga al mejor estilo parisino.
Me quedé quieto intentando no estorbar al viento, la mire fijamente, ella estaba parada de perfil osea que un simple reojo delataría mi intención de sorpresa, vi maravillado su forma de reír.
Dije en voz baja su nombre “Verónica”, ella parecía escuchar gracias a mi complicidad con el silencio que intermitente aparecía, volteo hacia un lado; y dije en voz alta “busca el sonido con tu corazón” volteo y quedamos mirándonos como un par tontos, me sentí con miedo, porque estaba mas hermosa que nunca e igual de bella que siempre; ella tuvo una reacción similar a la mía; inclinando su cabeza hacia un lado y mirándome con ternura; esa ternura que me volvía loco cada vez que discutíamos y me ponía un freno en la boca para no seguir hablando.

Ella avanzo y esta vez no lo pensé dos veces, avance raudo y la abrace con fuerza, ella hizo lo mismo apoyando su mejilla en mi hombro; obviamente que yo quede estupefacto en ese momento, impactado quizás hasta el punto que en ese momento pude afirmar que existía un amor a segunda vista.
No hubieron palabras solo risa y una lagrima por su mejilla la cual seque diciéndole no temas ya estamos juntos nuevamente.
Lo de nosotros termino por circunstancias muy estúpidas, una mañana discutimos ella se marcho, yo llegue por la noche a recogerla para ir a tomar algo y me dijo con frialdad de que se iba en tres días y que por nuestro bien esto debía terminar; yo la mire se me cayeron las lagrimas y le dije si esa es tu decisión la respeto nunca fui el dueño de tus juicios.

Desapareció un año de mi vida, cuando me la cruce una vez en el teatro ella estaba sola tomando unas fotografías para la revista donde trabajaba; la invite a tomar un café, saliendo del sitio al que fuimos, le di como comente hace un rato un beso en la mejilla y le dije te amo pero esto no puede seguir así, con no seguir me refería a sus miedos y prejuicios a nuestra relación, a esa maldita inseguridad que me aniquilaba cuando pensaba en decirle te amo; el pavor que ella sentía al cruzar esa barrera de una relación soñadora a una relación realista.
Me dijo esa vez que tenia la mente puesta en su trabajo, en la revista, en su maestría fuera del Perú, se alejo mirándome como acompañada por la brisa otoñal.
Pasaron tres años desde entonces . . . . . Mi mente parecía haber olvidado, mi corazón a la vez en un juego de espías se hizo cómplice y solo quede fijo en ese momento; hasta que su amiga (dicho se de paso, siempre le guarde una gran estima puesto que apoyo siempre lo nuestro) Lucia era ella, una jovencita de 23 años, viviendo con mucha fuerza la vida, era muy simpática de fácil conversación; hizo un sonido con la garganta como llamando la atención, y de golpe nos soltamos.
Lucia me preguntó qué tal me había ido con la carrera, la música, mis viajes; yo ante todo le dije que bien (no siempre fue así) y Verónica aprovecho para repreguntar diciendo qué tan bien? Bueno como estaba un poco apurado por la reunión con mis amigos en el café, no dude al invitarlas, les dije que estaría con Fernando y José Andrés, le comente a Lucia (para que no estorbe) de que mi amigo José Andrés me había preguntado por ella, sin pensarlo Lucia dijo vamos (siempre hubo una extraña atracción entre ellos dos pero nunca pasaba nada).
Camino al café mire a Verónica a los ojos, se puso nerviosa lo podía notar por su gesto en el rostro y sus manos en los bolsillos; les abrí la puerta del local y busque con la mirada a mis amigos, ellos estaban en la misma mesa de siempre esperando con unos libros en la mesa y ya con un par de bebidas servidas; obviamente a José Andrés se le iluminaron los ojos al ver a Lucia, que como yo ya dije antes era muy agradable a la vista y más aun con su jovial belleza; Fernando al ver la situación me miro como diciendo otra vez en lo mismo? Nos sentamos y yo me puse a conversar con ella, a hablarle de lo que hice y muchas de las cosas que no hice (una de ellas fue nunca haberle llamado), ella me contó de su trabajo en el cual le iba muy bien, de su frustrada maestría, de sus pequeños viajes.

Sin rodeos me pregunto muy discretamente si yo había salido con alguien, si seguía solo, si siquiera había besado a alguien en todo ese tiempo; yo por precaución le dije que estaba concentrado en mis cosas y si salí con alguien fue para conversar pero nada serio; yo para no dejarle lanzar la segunda pregunta que era más difícil de evadir, le pregunte lo mismo ella respondió que no salió con nadie al único hombre que veía era a su compañero en la revista (al que yo detestaba) y Lucia como por instinto protector volteo y dijo que el estaba apunto de casarse con una reportera de ahí; yo me hice el que ignoraba la situación y seguimos hablando riéndonos, contándonos anécdotas y a veces recordando el pasado.

Quizás esa tarde comprendí que si hubo alguien a la cual ame con pasión y no dudaría en entregarle nuevamente mi corazón seria ella, comprendí un poco lo complicado que puede llegar a ser afrontar una relación con fuerza, comprendí que a veces el destino una dos peces en el mar porque simplemente tienen que estar juntos y nada mas; en ese juego de la pasión no existían las preguntas y los planes, solo pasan.

Todo comenzó a pasar en cámara lenta, las risas, las payasadas de Fernando, sus miradas exhaustas luego de reír por esas historias que siempre contaba; quede congelado en el tiempo a solas con su mirada, cuando me miro a los ojos con un gesto de seriedad después de una incontenible carcajada se acerco lentamente y nos besamos en frente de todos. . . lo que recuerdo claramente de ese momento fue a Fernando improvisando un discurso pidiendo la atención de las otras mesas, hablando acerca de nosotros, el gesto de José Andrés al mirar a Lucia y yo junto con Verónica ignorando todo lo que pasaba alrededor simplemente besándonos.

Quizá no fue tan largo el momento, quizá duro unos segundos, quizá solo paso desapercibido para el tiempo; pero marco la intensidad de nuestro encuentro, entendí que cuando en realidad existe ese amor las cosas suceden así.

Después de ese momento me di cuenta que nada volvería a ser igual, todo seria mucho más difícil, en realidad todo recién comenzaba; sabia que un paso en falso sería fatal. Pero sabía que no lucharía solo, la tenía a ella para batallar en mi vida.

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